diciembre 08, 2006

LA MUJER DEL ACANTILADO

Sobre un acantilado,
una mujer cantaba,
de vestido azulado,
como el mar que lloraba.

Su voz me transportaba
a los más altos cielos,
me quitaba los miedos,
que mi ánima inundaban.

Sus ojos me miraron,
diamantes parecían,
que de brillar dejaron,
al fugarse su vida.

Un beso me mandó,
luego al mar se tiró.
Pudo ser un adiós,
pudo ser un perdón.

Su voz no olvidaré,
en mi memoria duerme,
y a la hora de mi muerte,
al cielo a verla iré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Agueda:¡Gael soy tu fan número uno!Me encantan tus poemas y sobre todo este poema.Por cierto gracias por dejar que sea tu amiga porque eres una persona estupenda.Epero que sigas escribiendo poemas tan bonitos como todos los que as hecho hasta ahora.Muchos besos