
No se marchita la llama que tengo en mi jardín,
sigue ardiendo como el primer día,
coloreando las páginas de mi fin,
con pinturas de luz amarilla.
Ayúdame a que no se muera esta rosa,
debemos regarla con el amor,
tú, mi bello insecto, mi mariposa,
polinízala y no tapes el Sol.
Ahora, planta tu semilla y crece en mí,
expande tu aroma de alegría,
expande tus pétalos color jazmín
por el cielo de mi animada vida.
Ya nuestras flores no están solas,
están juntas en nuestro corazón,
abrazadas fuertes, contemplando las olas
de un recuerdo que fue mi salvación.
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